Hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo (2 Ped. 1:21).
¿De dónde venimos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Adónde vamos? ¿Por qué está el mundo como está? ¿Qué nos sucede al morir? Personas de todo el planeta se hacen estas preguntas. ¿Cómo sabríamos la respuesta a estos y otros interrogantes trascendentales si no fuera por la Palabra inspirada de Dios? Ahora bien, ¿de qué forma fueron guiados por espíritu santo los escritores bíblicos? ¿Se les dictó frase por frase lo que tenían que poner, o simplemente se les comunicaron las ideas para que las expresaran en sus propias palabras? Para entenderlo, pensemos en un empresario que elabora una carta. Cuando es importante utilizar ciertos términos, la escribe él mismo o se la dicta a su secretaria, y luego él la firma. Otras veces, el empresario solo le indica las ideas principales a la secretaria, quien entonces prepara la carta empleando su propio estilo y vocabulario. Después, él tal vez la revise y le pida a ella que haga los cambios necesarios. Al final, la carta también lleva la firma del empresario, y se considera que él es su autor. w12 15/6 4:1, 4
No hay comentarios:
Publicar un comentario