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domingo, 23 de noviembre de 2014

Domingo 23 de noviembre


Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes, y sean sumisos, porque ellos están velando por las almas de ustedes (Heb. 13:17).

La actitud de un cristiano puede verse sometida a prueba cuando se le corrige o se le retiran sus privilegios de servicio. En una congregación, los ancianos hablaron con un hermano joven sobre su costumbre de jugar con videojuegos violentos. Por desgracia, no escuchó sus consejos y tuvo que ser dado de baja como siervo ministerial porque ya no satisfacía los requisitos bíblicos (Sal. 11:5; 1 Tim. 3:8-10). Después de eso comenzó a manifestar en público su desacuerdo, envió a la sucursal numerosas cartas de queja y hasta animó a otros miembros de la congregación a hacer lo mismo. ¿De veras vale la pena poner en peligro la paz de toda la congregación solo para tratar de justificar nuestros actos? Es mucho mejor ver la censura como un medio para descubrir defectos propios que tal vez no veíamos y entonces aceptar la corrección sin quejarnos (Lam. 3:28, 29). w12 15/10 2:8, 9

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